La deficiencia de la fase lútea significa que la actividad de la progesterona en la segunda mitad del ciclo menstrual no es suficiente para preparar el endometrio para la implantación. Esto puede provocar una fase lútea más corta, manchado entre periodos y una menor probabilidad de embarazo. Con un control preciso del ciclo, un diagnóstico dirigido y un tratamiento individualizado basado en la evidencia, las posibilidades de éxito pueden mejorar de forma realista.
Definición y fundamentos
Después de la ovulación, el folículo se transforma en el cuerpo lúteo, que produce progesterona. Esta hormona madura el endometrio, reduce las contracciones uterinas y modula las respuestas inmunológicas. No existe una definición de laboratorio universal de la “deficiencia de la fase lútea”. Las sociedades científicas actuales la describen como un síndrome clínico con criterios variables. El diagnóstico no debe basarse en un solo valor, sino en la evaluación de varios ciclos y el momento adecuado de la prueba. ASRM 2021.
Evidencia y datos clave
- Infertilidad mundial: afecta aproximadamente a 1 de cada 6 personas. Los criterios habituales de evaluación son 12 meses (menores de 35 años) o 6 meses (a partir de los 35). OMS.
- Apoyo de la fase lútea en FIV/ICSI: es el estándar de atención; la forma, dosis y duración dependen del protocolo. ESHRE.
- Progestágenos en pérdidas recurrentes del embarazo (RPL): las revisiones sistemáticas muestran poco o ningún beneficio sobre las tasas de nacidos vivos; el uso debe ser individualizado. Cochrane.
Diagnóstico
- Confirmación de la ovulación: medición de la progesterona sérica en la mitad de la fase lútea (según la duración del ciclo). Un solo valor sin el momento adecuado no es concluyente. ASRM.
- Monitoreo del ciclo: moco cervical, pruebas de LH y temperatura basal, idealmente registrados de forma conjunta.
- Ecografía: evaluación del patrón y grosor del endometrio y visualización del cuerpo lúteo (con Doppler cuando se indique).
- Pruebas dirigidas: TSH, prolactina, LH/FSH cuando se sospeche; evitar paneles hormonales amplios sin una indicación clara.
En la práctica, dos mediciones bien programadas en ciclos consecutivos son más fiables que una única “prueba del día 21” en ciclos irregulares.
Causas y factores de riesgo
- Maduración folicular insuficiente (p. ej., en SOP), desequilibrio LH/FSH
- Trastornos tiroideos, hiperprolactinemia
- Endometriosis, inflamaciones crónicas, alteraciones uterinas
- Perimenopausia, cambios hormonales tras suspender anticonceptivos
- Estilo de vida: tabaquismo, alcohol, obesidad, estrés crónico, falta de sueño
Tratamiento
El tratamiento depende de la causa, la edad, los datos del ciclo y los factores asociados. Los objetivos son asegurar la ovulación, mejorar la calidad del endometrio y aumentar las posibilidades de implantación.
- Progesterona vaginal: estándar después de tratamientos de reproducción asistida; fuera de ellos, se aplica según el contexto individual. ESHRE.
- Inducción de la ovulación: letrozol o citrato de clomifeno en casos de maduración folicular deficiente; la elección depende del perfil y del efecto sobre el endometrio. ASRM.
- Disparo con hCG: puede apoyar la función lútea; se debe evaluar el riesgo-beneficio en cada caso.
- RPL: uso de progestágenos solo tras una explicación clara, ya que la evidencia es limitada. Cochrane.
Seguridad: efectos secundarios leves frecuentes (cansancio, sensibilidad mamaria). En protocolos de FIV, considerar el riesgo de SHO.
Fitoterapia
- Vitex agnus-castus (sauzgatillo): puede ayudar en alteraciones del ciclo relacionadas con la prolactina; la evidencia sobre su efecto prolongando la fase lútea es limitada.
- Acupuntura: algunos estudios muestran una mejora del flujo sanguíneo endometrial, aunque el beneficio global es incierto.
- Homeopatía o mezclas de hierbas: sin evidencia de eficacia en resultados clínicos relevantes.
Los tratamientos complementarios pueden servir de apoyo, pero no sustituyen las terapias basadas en guías clínicas.

Consejos prácticos
- Optimizar el momento: combinar pruebas de LH y observación del moco cervical para identificar correctamente la mitad de la fase lútea (para análisis y dosificación).
- Sueño y estrés: dormir entre 7 y 9 horas, incorporar rutinas de relajación diaria (respiración, yoga, caminar).
- Alimentación: consumir suficiente proteína, cereales integrales, verduras, legumbres, frutos secos y semillas; complementar con omega-3 si la ingesta es baja.
- Peso y actividad física: déficit calórico moderado si el IMC > 25; 150 minutos de ejercicio moderado o 75 minutos intenso a la semana, más dos sesiones de fuerza.
- Evitar: tabaco, exceso de alcohol y “potenciadores hormonales” sin evidencia científica.
- Autoseguimiento: registrar los datos del ciclo y las mediciones de forma precisa para ajustar mejor el tratamiento.
Comparación de opciones frecuentes
| Opción | Objetivo | Evidencia | Notas |
|---|---|---|---|
| Progesterona vaginal | Apoyo lúteo (especialmente tras FIV) | Bien documentado en FIV/ICSI | Dosis según protocolo; efectos secundarios leves |
| Letrozol / Clomifeno | Inducción de la ovulación | Estándar en trastornos ovulatorios | El letrozol es menos perjudicial para el endometrio; requiere seguimiento |
| Disparo con hCG | Apoyo de la función lútea | Dependiente del contexto | Vigilar riesgo de quistes o SHO |
| Progestágenos en RPL | Prevención de abortos | Beneficio limitado | Usar solo tras información completa |
Mitos y realidades
- Mito: “Un valor de progesterona basta para diagnosticar.” — Realidad: se requiere un momento y contexto adecuados. ASRM.
- Mito: “La progesterona siempre ayuda.” — Realidad: es estándar tras FIV; fuera de ello, su eficacia es variable. ESHRE.
- Mito: “Los progestágenos resuelven los abortos recurrentes.” — Realidad: la evidencia muestra un beneficio escaso o nulo en las tasas de nacidos vivos. Cochrane.
- Mito: “Más análisis implican mejor diagnóstico.” — Realidad: las pruebas selectivas y bien programadas son más útiles. ASRM.
- Mito: “Los remedios herbales sustituyen la medicina.” — Realidad: pueden apoyar, pero no reemplazar los tratamientos médicos.
- Mito: “Toda fase lútea corta es patológica.” — Realidad: las variaciones son normales; evaluar en varios ciclos.
- Mito: “Solo importa la dosis.” — Realidad: el momento y la vía de administración son igual de relevantes.
- Mito: “El estrés no afecta al ciclo.” — Realidad: el estrés crónico puede alterar el eje hormonal y la regularidad del ciclo.
Conclusión
La deficiencia de la fase lútea no se define por un valor de laboratorio aislado, sino por el contexto clínico. Registrar el ciclo con precisión, realizar las pruebas en el momento adecuado y adaptar el tratamiento de forma individual mejora de manera significativa las probabilidades de implantación. Centrarse en el tiempo correcto, objetivos claros y constancia es lo que más ayuda en la práctica diaria.

